Veterano del Departamento de Bomberos & Rescate transmite la pasión a su hijo por ayudar a otros

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Al otro lado del comedor gigantesco de la Estación 8 del Departamento de Bomberos & Rescate de Anaheim, Dan Mosman, el sencillo y amigable veterano de AF&R, saluda a su hijo y le pregunta con una sonrisa burlona  “¿…  y usted quién es?” Su hijo lo mira con otra sonrisa burlona y le responde de forma fría “Mitchell”.

Aquí hay una competencia entre padre e hijo. Pero es de buena naturaleza y cálida y al final de cuentas es lo que los mantiene cerca del otro. En este momento era para ver quien se ríe primero.

Mitchell, de 23 años, se graduó hace tres semana en la clase 171 de la Academia Básica para Bomberos de Santa Ana Santa Ana Basic Fire Academy en Santa Ana College. Su padre se graduó varias décadas atrás de la academia número 71.

Dan y Mitchell, ahora están sentados juntos en la mesa, y el legado es evidente. Es un tema que ha cruzado sus mentes recientemente. Este es un tema nada extraño para bomberos y policías.

Pero los legados pueden comenzar en donde menos lo pienses.

“Yo empecé un fuego en mi cocina cuando tenía 7 a 8 años”, dijo Dan. “Mi padre me llevó a la estación de bomberos de Buena Park para que me enseñarán los efectos de un incendio. Eso me asusto bastante”.

Mitchell Mosman, quien recientemente su graduó de la Academia Básica de Bomberos de Santa Ana, mira atento como su padre el Capitán Dan Mosman del Departamento de Bomberos & Rescate de Anaheim habla de lo orgulloso que está de su hijo. Fotografía por Steven Georges/Behind the Badge OC

Así que Dan está agradecido con su padre. Esa experiencia le reveló a él un enemigo que pasaría toda su vida en conflicto mortal. Le dio la oportunidad de considerar el otro lado de ser bombero.

“Pensé que sería divertido ayudar a las personas”, dijo Dan quien se convirtió en un estudiante explorador en 1984.

De esa misma manera, Mitchell ha considerado a su padre como un modelo ejemplar.  Y dice que fue nutrido a lo largo de los años “por todas las historias que me contaba. Fue muy motivador”, dice. “Él ama su trabajo y yo espero también amar mi trabajo”.

Por ahora está haciendo fila al final de la línea en un mercado con mucha competencia lleno de jóvenes recién graduados de la academia que están en busca de empleos – actualmente, Mitchell ha solicitado empleos en seis agencias diferentes del Sur de California y está considerando solicitar a más puestos– él ha estado preparándose para este momento por años. Tanto que el convertirse en un bombero de tiempo completo es lo inevitable.

Dan recuerda como lo trajo a la estación cuando Mitchell era un niño y él se subía a los carros de bomberos. A lo largo de los años paseo en varias estaciones de bomberos e inclusive acompañó a su padre en varios recorridos, y aun cuando Dan dice que hubiera apoyado a su hijo en la carrera que él hubiera terminado por seleccionar, pero “señales a lo largo de los años” le llevaron a Dan a pensar que su hijo sería un buen bombero.

Mitchell dice que el momento definitivo para él fue cuando tenía 14 años.

“Aún recuerdo todo”, dice. Durante uno de los recorridos con su padre, cientos de personas se reunieron en el lugar de la escena en donde un niño había sido atropellado y matado por un carro. Habían muchas emociones. Aun cuando trataron ya no podían hacer nada por el niño. Dan le preguntó a su hijo “¿Estas bien?”

Mitchell le respondió sí. En ese momento, él entendió la importancia de lo que su padre y otros bomberos hacían a diario — esa gran misión que recae en sus hombres al empezar y terminar el día.

“Que te paguen por hacer un trabajo en donde tú eres la persona responsable”, Mitchell dijo “tú quieres ser la primera persona en salvar a otra. Quieres ser el primer en ayudar a otros. Es un trabajo maravilloso. Es un trabajo estupendo”.

Mitchell Mosman, quien recientemente su graduó de la Academia Básica de Bomberos de Santa Ana, izquierda, y su padre el Capitán Dan Mosman del Departamento de Bomberos & Rescate de Anaheim, sonríen mientras hablan como Mitchell sigue los pasos de su padre. Fotografía por Steven Georges/Behind the Badge OC

Mitchell fue voluntario por dos años, durante este tiempo dice “maduré”. Luego fue contratado como cadete y respondió a varias llamadas de ayuda en donde empezó a aprender los detalles del oficio. “Hubo muchos hombre que me ayudaron en este recorrido. Me dieron consejos sobre lo que hay que hacer y cómo prepararme para este trabajo. Fui muy suertudo”,

Sin embargo, para ninguno de los dos el recorrido ha sido fácil, pero ningún tiene arrepentimiento.

“Es difícil ser un padre bombero”, dice Dan. “La gente no se da cuenta que trabajamos mucho y nos perdemos momentos especiales. Tal vez tengamos que trabajar en la navidad, o en los cumpleaños de nuestros seres queridos”.

Cuando Mitchell  estaba teniendo problemas con sus estudios en la escuela de EMT, (Técnico en Emergencias Médicas) fue su padre el que lo motivaba. Durante todo un año, Dan y Mitchell pasaron muchas horas en la biblioteca y Dan siempre estaba listo para motivarlo.

“Siempre me he mantenido en forma, pero sabía que en el trabajo también se necesita tener cerebro”, dijo Mitchell. Más tarde pasó el examen nacional para EMT.

Dan sabe que todavía hay mucho trabajo duro por delante de Mitchell. Ambos creen que el tener una buena comunicación ha sido clave entre ambos, y Dan dice estar listo para continuar dándole consejos, pero ahora su papel será más “para mantenerlo en línea y motivado en sus metas”.

“Es una gran profesión. Es una profesión peligrosa”. Dice Dan. “Pero honestamente puedo decir que todavía amo mi trabajo después de 25 años”. Y eso para él significa mucho al ver como su hijo sigue sus pasos.

Los legados pueden empezar en maneras que uno menos se lo imagina, pero continúan en momentos con bastante anticipación.

Dan agrega con una gran sonrisa, “Estoy esperando el día para colocarle su placa de bombero”.